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segunda-feira, 17 de outubro de 2016

Las Patronas o la multiplicación de los panes

Un acontecimiento luminoso dentro de la negrura de las malas noticias es el estreno del documental Llévate mis amores, dirigido por tres chavos –todos menores de 30 años– que querían reactivar una radio comunitaria en Paso del Macho, Veracruz, y se quedaron impactados ante Las Patronas: Arturo González Villaseñor, entonces de 25 años; Antonio Mecalco, fotógrafo también de 25, e Indira Cato, la productora de 20 años que entregó seis años de su vida al proyecto. Consiguieron una maravillosa editora, Lucrecia Gutiérrez Mopomé, la única mayor, de 50 años. Ya había reportajes televisivos sobre La Bestia y los migrantes, pero ellos decidieron centrarse en el trabajo de Las Patronas e hicieron la película con un equipo prestado. Pagaron sus propios viajes al paraje La Patrona, en el municipio de Amatlán de los Reyes, y durante la filmación ayudaron a preparar las bolsas y comieron lo que preparaban sus entrevistadas. Llévate mis amores demuestra que si nuestro país quedara en manos de jóvenes de este calibre, otro gallo nos cantara.

Un mediodía de 1995, Bernarda Romero, quien nunca se casó, y Rosa Romero, que dice todo lo que piensa, regresaban a casa con sus bolsas del mandado, y al pasar cerca de la vía del tren escucharon voces de hombres asidos a un vagón: Tengo hambre. Se acercaron al tren y tendieron sus bolsas de plástico a varias manos ansiosas. A partir de ese momento idearon preparar arroz y frijoles, llenar bolsas de plástico y añadir botellas de agua hervida al paso del tren. Levantar en lo alto el lunch providencial que saciaría el hambre de un desconocido. Se les unió Guadalupe González Herrera, chaparrita que acostumbra decirles adiós con la mano hasta que desaparece el tren; Leonila Vásquez, la matriarca de 70 años, y su nieta Karla Aguilar, así como Daniela Romero, sobrina de Norma y Rosa, quien se quiere ir a Estados Unidos para mantener a sus hijos. Todas son familia. Lorena Aguilar fue al hospital a ver al migrante Jesús, quien perdió las dos piernas en el tren, y concluye: Si este chavo dice que le va a echar ganas y no se rinde, tampoco yo me voy a rendir. Otras amigas se les unieron y desde entonces 13 mujeres alimentan al hambriento que va a Estados Unidos, país que confunde con el paraíso.

Llévate mis amores es la opera prima de los tres jóvenes; se estrenó en noviembre de 2014 en el Festival de los Cabos y ahora sale con 15 copias en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Antes, la película se enseñó en sitios pocos comunes, plazas públicas y foros estudiantiles. El festival Ambulante primero dijo que sólo les daría cierto número de proyecciones, pero al ver la respuesta de los espectadores las aumentó y la película ha estado en más de 60 festivales. Hoy, por primera vez entra a corridas comerciales. Los chavos tardaron cuatro años en filmarla y durante dos años sólo la presentaron en festivales que terminan con una sesión de preguntas. Los chavos han ganado el premio del Público.

Llévate mis amores no sólo expone el grave peligro que corre la migración centroamericana en su paso por México, sino que evidencia las historias de cada una de Las Patronas, mujeres que saben del trabajo en el campo y de la lucha por sacar adelante a sus hijos y abrirles camino en un país y un estado marcados por el narcotráfico y la violencia. Es curioso que cuando el director Arturo González Villaseñor les pide que se definan enumeran sus defectos, jamás presumen, no tienen conciencia de su heroísmo. Cada una practica sin saberlo aquello de no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

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