La pandemia no solo desnudó las múltiples miserias y flagelos de la humanidad (https://bit.ly/39U4CkG), sino que brindó el escenario para vilipendiar y diezmar a la palabra. En medio de esta crisis, la construcción de significaciones se tornó un terreno minado y expuesto a las disputas propias de los senderos del poder y el ejercicio de la dominación.
Subsumida por la pulsión y defenestrada por el rumor y la mentira, la palabra en la era de la pandemia experimenta
una pérdida de sentido al engarzarse con el miedo y con las
posibilidades de control del cuerpo, la mente, la conciencia y la
intimidad. Lapidada por el instinto y la emoción, la palabra regida por
la posverdad gesta una realidad paralela al propio curso contradictorio
de la pandemia. Repetidos una y otra vez, esos argumentos infundados se
entronizan como discurso hegemónico que rige perspectivas,
posicionamientos, decisiones, cursos de acción y comportamientos.
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