La dispersión puertorriqueña en Estados Unidos como resultado del fenómeno migratorio colonial; negritud y hazañas olímpicas de atletas del Caribe.
No recuerdo cuándo fue la primera ocasión que escuché el vocablo diáspora para referirse a la comunidad boricua en Estados Unidos. No creo que haya sido mucho tiempo atrás; quizás, en 2008 o 2009. De entrada, no me gustó la frase diáspora boricua, ni en lo lógico ni en lo emocional. Es más, aún hoy no me agrada totalmente. Es una expresión que a veces dice muy poco, queriendo decir mucho. Pero, a falta de una mejor conceptualización, es el término en boga.
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