El mito: la guerra en Lejano Oriente solo terminó en verano de 1945 cuando el presidente de Estados Unidos y sus asesores consideraron que para obligar a los fanáticos japoneses a rendirse incondicionalmente no tenían otra opción que destruir con bombas atómicas no una, sino dos ciudades, Hiroshima y Nagasaki. Esta decisión salvó las vidas de una inmensa cantidad estadounidenses y japoneses que habrían muerto si hubiera continuado la guerra y requerido la invasión de Japón.
La realidad: Hiroshima y Nagasaki fueron destruidas para impedir que los soviéticos contribuyeran a la victoria contra Japón, lo que habría obligado a Washington a permitir a Moscú participar en la ocupación y reconstrucción de posguerra del país. También se pretendía intimidar a los dirigentessoviéticos para arrancarles concesiones respecto a los acuerdos de posguerra en Alemania y Europa del Este. Por último, lo que hizo que Japón se rindiera no fue la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, sino la entrada de la Unión Soviética en la guerra contra Japón.
Sem comentários:
Enviar um comentário