Ahora que el dirigente del Estado Islámico (EI), Abou Bakr al-Baghdadi, ha sido eliminado muchas personas en Estados Unidos y
Occidente expresan su alegría y alivio. Lo que no dicen es que este
bestial grupo terrorista es producto de su propia política exterior en
la zona.
La emergencia del EI
En 2003 Estados
Unidos y Gran Bretaña invadieron Irak. En aquel momento al-Qaeda y otros
grupos terroristas yihadistas tenían poco peso en la zona. El ejército
estadounidense se enfrentó a un violento levantamiento después de la
invasión. Para aplastarlo se utilizaron escuadrones de la muerte, exactamente igual que lo que habían hecho los estadounidenses en América Latina con la llamada “Opción El Salvador". Además, en esta guerra sucia se enfrentó deliberadamente a sunníes contra chiíes
siguiendo la táctica de “divide y vencerás”. En esta orgía de violencia
sectaria provocada fue cuando se implantó al-Qaeda en Irak con el
nombre de “Estado Islámico de Irak” (EII).
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