En un libro notable, 1939: The Alliance That Never Was and the Coming of World War II [1939, la alianza que nunca existió y la llegada de la
Segunda Guerra Mundial], el historiador canadiense Michael Jabara Carley
describe cómo a finales de la década de 1930 la Unión Soviética intentó
repetidamente, aunque sin conseguirlo, cerrar un pacto de seguridad
mutua (esto es, una alianza defensiva) con Gran Bretaña y Francia. La
finalidad de este acuerdo era contrarrestar a la Alemania nazi que bajo
el liderazgo dictatorial de Hitler se había estado comportando de forma
cada vez más agresiva y era probable que involucrara a otros países,
incluidos Polonia y Checoslovaquia, los cuales tenían motivos para temer
las ambiciones alemanas. El protagonista de este acercamiento soviético
a las potencias occidentales fue el ministro de Asuntos Exteriores, Maxim Litvinov.
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