Me invita a un helado mientras visitamos Santander.
Nos cuenta que una señal para distinguir un buen helado es que se
derrita rápido: tendrá menos agua y conservantes, y será más cremoso.
Todo
en ella es cercano. Su acento, su mirada y sus palabras. Mi colega
Sergio le hace una ruta por la ciudad y cuenta sobre el incendio que la
arrasó. También que, a partir de ahí, la especulación y los intereses de
clase moldearon el espacio a su gusto. Ella es siempre curiosa,
responde a todo con sorpresa y te escucha con atención.
Rita Segato (Buenos Aires, 1951) vino a la ciudad a dar un curso sobre
Discriminación y Violencia en la Universidad Menéndez Pelayo. Yo asistí
al curso con ganas. Sus clases siempre hierven de ideas, conceptos e
imágenes que vuelan de un lado a otro. Como buena antropóloga, tiene
ejemplos para todo. Cultos de posesión, rituales de iniciación, mitos
clásicos, arte, política, guerra. Sus ideas son fuertes y golpean duro.
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