La semana pasada hubo un ataque brutal
y cruel contra una familia que dormía en su casa en Gaza. En el ataque
murieron el marido y la mujer, y sus cuerpos destrozados quedaron
esparcidos por la calle. El bombardeo que hubo a continuación mató a 34
personas, incluida una familia compuesta de ocho personas.
El hecho de que todo esto lo hiciera un miembro destacado de la
industria mundial del diamante ilustra de forma rotunda la magnitud del
fraude que perpetra esta industria al afirmar que está “libre de
conflictos”.
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