a
 Bienvenido a la «Zona C» de Cisjordania, verdadero campo de batalla 
bajo control exclusivo de Israel y donde se juega un pulso crucial para 
el futuro de la región. La ayuda humanitaria es esencial aquí para 
paliar las urgencias (construcción de carreteras y de viviendas 
decentes, acceso al agua potable). Pero Israel destruye metódicamente 
los proyectos financiados por los financiadores internacionales y, sobre
 todo, por el dinero público europeo. Reportaje sobre los entresijos de 
una guerra de desgaste a expensas de contribuyente europeo. 
¿Acaso Europa ha entrado en guerra en Cisjordania? Es lo que anunció
 este verano Yoav Mordechai, jefe de las fuerzas de seguridad israelíes 
en la región, con ocasión de una reunión del Knesset (Parlamento del 
Estado de Israel) sobre las construcciones palestinas financiadas por la
 Unión Europea en Cisjordania. Se les acusa de ser ilegales y son objeto
 de críticas de los partidos y organizaciones de la derecha israelí, que
 ven en ello una violación insoportable de la soberanía, tanto más 
cuanto que muchos de ellos consideran que esta zona es Judea y Samaria, 
una tierra de Israel. Los europeos responden que se trata de ayuda 
humanitaria y parecen irritarse de ver cómo las fuerzas israelíes 
destruyen sus proyectos. Sin hablar de guerra, en efecto parece que se 
ha entablado un pulso crucial para el futuro de la región.
 
La 
división de Cisjordania en tres zonas se debe a los Acuerdos de Oslo de 
1993. La zona A comprende las principales ciudades palestinas y depende 
de la Autoridad Palestina, la zona B cubre una gran mayoría de los 450 
pueblos palestinos y la soberanía se comparte entre la Autoridad 
Palestina para las cuestiones civiles y administrativas, y el gobierno 
israelí, responsable de la seguridad. La zona C, que abarca más del 60% 
de Cisjordania, permanece bajo exclusivo control de Israel hasta ser 
transferida a la Autoridad Palestina, transferencia que se debería haber
 hecho antes 1998, pero que a día de hoy sigue sin tener lugar. 
 
El arma de las demoliciones
 
Por
 consiguiente, actualmente el Estado hebreo conserva todo el poder sobre
 el desarrollo de la zona C, rica en recursos naturales y en tierra 
agrícola. En teoría, la menor instalación, desde las viviendas a las 
infraestructuras, debe ser aprobada por el Coordinator of Government Activities in the Territories Unit
 (COGAT), la institución israelí que coordina las actividades en estos 
territorios. Pero cuando los palestinos solicitan permisos de 
construcción, un 98,5% de los casos se deniega…
Sem comentários:
Enviar um comentário