Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

terça-feira, 27 de março de 2018

El más allá de la tortura

Donald J. Trump se postuló para presidente con una plataforma electoral que incluía la promesa de volver a instaurar la técnica de tortura del submarino [simulación de ahogamiento] y “muchísimas cosas más”. Durante la campaña, Trump dijo a sus seguidores: “Tenemos que luchar de forma tan brutal y violenta porque estamos lidiando con gente violenta… Tenemos que combatir el fuego con el fuego… o no va a quedar gran cosa de nuestro país” [1]. Actuaba, claramente, a partir de la premisa de que esas técnicas funcionan, de que el tipo de personas sometidas al submarino y otras formas de violencia cuando están privadas de libertad en la “guerra contra el terrorismo” –es decir, los musulmanes- se las merecen y que fue un gran error que Barack Obama, en 2009, cancelara el programa de torturas de la administración George W. Bush. Las masas que aplauden la retórica a favor de la tortura de Trump son un reflejo de cómo el apoyo popular a la tortura se ha convertido en la prueba de fuego de un tipo de patriotismo de marca dura en el que el principio universal de la dignidad humana se desprecia como ficción liberal políticamente correcta.

Sem comentários:

Enviar um comentário