Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

quinta-feira, 29 de março de 2018

Llega España

[1] Decía Heráclito que el carácter es el destino. Quizá sería más exacto –aunque suene excesivamente rotundo– afirmar que la geografía es el destino. Como sugiere Pierre Vilar en las primeras páginas de Historia de España (Libraire Espagnole, París, 1963) es la misma estructura física de la península la que invita a la fragmentación; territorial y políticamente hablando, al federalismo. Dicho rápidamente: aquí nos vamos a meter con la fealdad, la maldad y la estupidez del unitarismo español: España no existe (como nación); son los padres (de la Constitución del 78). La construcción radial y la vertebración a la fuerza desde la Corte del Reino suponen una ordenación completamente artificial [2]. España no existe pero se podría inventar haciendo una especie de bricolaje histórico y dando una función directiva a la periferia. Con las oligarquías centrales ya sabemos lo que hay. La tensión entre lo que llama Vilar “la Iberia marítima”, con una demografía y economía favorables, y la “voluntad persistente de dirección” de Madrid, tiene que resolverse de una forma justa, antes de que se llegue a un punto de no retorno entre pueblos hermanos y se vaya todo a la mierda. En esto último, el Partido Popular y Ciudadanos, con la complicidad del PSOE, se están empleando a fondo, empeñados, al parecer, en utilizar el independentismo como antígeno insuperable frente a la Antiespaña.

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