Fuentes: Rebelión
El tiempo, definido por la ciencia como aquella magnitud física donde
suceden hechos y eventos, resulta ser implacable, nada lo detiene. No
hay manera de impedir su avance pero, el recordar impide que hechos que
marcan nuestra vida se pierdan en el olvido.
El tiempo es un flujo constante
de sucesos y entre ellos, este mes de mayo nos permite evocar hechos, acontecimientos
con enormes consecuencias en el ámbito de la vida de diversos pueblos en
Oriente Medio, en especial del pueblo palestino. Un suceso, que con el paso del
tiempo no deja de encender nuestros corazones, de alentar nuestra indignación y
estimular el diario recuerdo, como la etimología de esta palabra lo refiere
recordis: del latín, volver a pasar por el corazón. Ese suceso es Al Nakba, la
catástrofe en árabe, el crimen sin resolución desde que se diera curso a la
creación de la entidad sionista, el día 14 de mayo del año 1948 y con ello el
comienzo de un genocidio que no ha terminado.
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