Vivimos una encrucijada civilizatoria cuyo alcance y consecuencias
todavía inciertas envuelven las diferentes esferas de la vida. La
pandemia ha desnudado y agudizado las desigualdades sociales y
económicas haciéndolas más insoportables que nunca. Hoy se vuele
necesario retomar aquellas alternativas que hace solo unos meses
parecían inviables para encontrarle una salida diferente a esta crisis.
Como pocas veces, la pandemia nos impulsa a dejar de mirar el Estado,
los mercados, la familia, la comunidad, con lagañas tradicionales. A la
luz de nuestra vulnerabilidad social y nuestra condición humana, como
seres inter y ecodependientes, debemos repensar en una reconfiguración
integral, esto es, social, sanitaria, económica y ecológica, que tribute
a la vida y a los pueblos.
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