Ante la evidencia de que los Estados, debilitados por la
acción del tardocolonialismo financiero no podrán superar sanamente la
conflictividad inevitable de la postpandemia, nos urge pensar en un
nuevo modelo de Estado con equidad desconcentradora de riqueza, capaz de
reconstruir las democracias y las repúblicas, asimilando las
experiencias de nuestras accidentadas historias.
1- Pandemia y colonialismo. Cuando se producen cambios de poder planetario, da la sensación de que la historia se acelera. Los cambios actuales eran previsibles. Entre otros, Francisco lo dijo en la Laudato si: «esto no se sostiene«. La pandemia precipita las cosas, pero además de las advertencias de la OMS, tampoco es algo nuevo en la historia.
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