Después de agotar la posibilidad de caracterizar la situación actual de
los gobiernos progresistas latinoamericanos como una situación de “fin
de ciclo” —en la línea del fin de la historia, del fin de la oposición
derecha/izquierda, del fin de las ideologías y demás supuestas
capitulaciones—, surge la idea de que estamos ante una década
desperdiciada. Nada del otro mundo ha ocurrido; los gobiernos de Lula,
de los Kirchner, del Frente Amplio, de Chávez, de Evo Morales, de Rafael
Correa, habrían tirado todos ellos por la borda una situación
excepcionalmente favorable para la izquierda, lo que beneficiaría el
retorno de la derecha.
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