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terça-feira, 12 de julho de 2016

La humillación, el martillo que aplasta a la sociedad palestina

A pesar de las resoluciones de las Naciones Unidas, la aquiescencia global ante la ocupación de Palestina por parte de las anteriores potencias coloniales ha negado a los palestinos su libertad, su estatus de ciudadanos y su ejercicio de los derechos humanos a nivel internacional. A nivel de la sociedad, la ocupación ha generado capas y capas de humillaciones al mantener la desigualdad en las relaciones de poder y en las percepciones del estatus cultural. Además de estas amplias fuentes de agravio, a los palestinos no se les escatima tampoco toda una serie de inacabables experiencias de humillación como individuos.
Las omnipresentes fuerzas israelíes entran en contacto diario con los hombres, mujeres y niños palestinos; en esas interacciones, la humillación y la vergüenza son habituales. Una se pregunta: ¿cómo puede un hombre humillado mirar a los ojos de su mujer y hacer que se sienta protegida y orgullosa? ¿Cómo puede un padre humillado prometerle un futuro mejor a un pequeño que depende de un ser humano al que le han destrozado el espíritu?
En un ejemplo que resulta aleccionador, Isa (se han cambiado todos los nombres por razones de seguridad), un hombre que trabajaba como conductor para una organización médica, había llevado a un grupo de trabajadores de la salud a una zona aislada afectada por la violencia política. Mientras esperaba dentro de su vehículo a que sus compañeros volvieran, los soldados israelíes se aproximaron para preguntarle qué es lo que estaba haciendo. Presentó la documentación pertinente que demostraba que él y la organización médica estaban autorizados para entrar en ese lugar y explicó que esperaba a sus colegas para llevarles de vuelta. Un soldado empezó a gritarle en una forma que todo el mundo pudo escuchar: “¡Estáis aquí para curar perros! ¡Ven a mi casa y cura a mi perro, que está enfermo!” El conductor le respondió: “Yo no curo a nadie. Sólo conduzco el coche”. Como respuesta, el soldado golpeó a Isa en la cara.

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