El desequilibrio de poder económico y político en favor de los
hombres es uno de los grandes problemas globales de justicia y equidad
que entre todos debemos resolver. Por ello, a juicio de Economistas Frente a la Crisis,
cualquier agenda de progreso social debe no solo luchar por la
sostenibilidad ambiental y la justicia distributiva, también debe
expresar su compromiso inequívoco con la igualdad de género.
La
desigualdad de género se expresa con especial intensidad en tres grandes
ámbitos en los que diversos factores materializan esa desigualdad. Por un lado,
el ámbito de las relaciones personales y familiares entre hombres y
mujeres, donde las diferencias de los roles de género tradicionales
inciden negativamente sobre las mujeres. En segundo lugar, el ámbito del trabajo, en el que se asigna a la mujer un papel subordinado, segregado y precario. Y en tercer lugar,
el ámbito del Estado de Bienestar y de las políticas públicas, en las
que se reproducen las desigualdades de género que provienen del mercado
de trabajo y los sesgos de género de nuestras instituciones.
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