Es 
común para los israelíes nacionalistas acusar políticamente a la 
izquierda de apoyar (o del intentar hacerlo) la transformación de Israel
 en “un Estado de todos sus ciudadanos”. La idea es que un Estado que 
ve, cuenta, sirve y protege a todos los ciudadanos por igual, 
independientemente de su origen étnico o credo, destruiría a Israel como
 la conocemos: Israel el Estado judío, que pertenece sólo a sus 
ciudadanos judíos. 
 No debe ser ninguna sorpresa, entonces, que 
un Estado que valora a sus ciudadanos judíos sobre los demás mida sus 
éxitos usando parámetros que incluyen sólo su población judía, dejando 
fuera a uno de cada cinco personas de su población total. 
 Por 
ejemplo, un informe demográfico anual oficial publicado la víspera del 
Día de la Independencia (en hebreo), que compara las tasas de mortalidad
 infantil en Israel “entonces y ahora”, sólo incluye las estadísticas de
 los ciudadanos judíos del país. La tasa de mortalidad infantil en 
Israel es un impresionante 2,2 por 1.000 nacidos vivos, según el 
comunicado de prensa publicado por la Oficina Central de Estadística. 
Pero si usted lee la letra pequeña se entera de que el número es sólo 
para los judíos (véase nota al final de este artículo). 
 De acuerdo con la totalidad de los datos que se encuentran 
en la página web de la Oficina,
 las tasas de mortalidad infantil para los ciudadanos musulmanes de 
Israel es de 6,5 por cada 1.000 nacidos vivos, casi tres veces la de los
 ciudadanos judíos , y 6,2 por 1.000 para todos los ciudadanos árabes. 
La tasa nacional, incluyendo todos los ciudadanos israelíes, 
independientemente de la raza o el origen étnico, es de 3,1 por cada 
1.000. 
 
 ¿Es un intento de inflar las estadísticas con el fin de 
hacer que el país se vea bien? ¿Es una más que siniestra declaración de 
que las vidas judías son más importantes que las vidas no judías en 
Israel? ¿Tal vez ambas cosas? De cualquier manera es bastante 
repugnante.