En cuanto [la compañía aérea] Virgin Atlantic Airlines introdujo una
ensalada al estilo cuscús “inspirada en los sabores de Palestina” surgió
la polémica.
Los defensores de Israel provocaron una tormenta en las redes sociales y
enviaron multitud de quejas a la empresa, lo que obligó a la compañía
aérea a eliminar la referencia a Palestina.
En el relato sionista Palestina no existe ni se le permite existir, ni siquiera como una mera noción cultural.
La
triste ironía es que aunque Israel se apropió del cuscús
árabe-palestino (el plato palestino en particular se conoce con el
nombre de ‘maftoul')
y lo calificó y comercializó en los países occidentales como “cuscús
israelí”, sus partidarios hacen todo lo posible para borrar cualquier
referencia que pueda validar la cultural árabe-palestina, ya sea
musulmana o cristiana.
Es una vieja costumbre, una práctica
endémica que se remonta a la destrucción de casi 600 localidades y
pueblos palestinos en 1947-48. Los palestinos denominan “Nakba” o
catástrofe a estos trascendentes acontecimientos. Es revelador que
Israel declare ilegal el uso de este término o la conmemoración de la
manera que sea de este trágico acontecimiento.
Israel y sus
defensores son implacables, desde reivindicar como suya la cultura
culinaria árabe-palestina, pasando por “judaizar” los nombres árabes de las calles hasta volver a escribir la historia.
Israel
teme el relato palestino porque el gobierno israelí sabe, con razón,
que lo que ha forzado todas las formas de resistencia durante más de 70
años ha sido el relato colectivo palestino.
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