Si bien el pueblo sudafricano alcanzó la independencia el 10 de mayo
de 1994, después de la derrota de régimen del apartheid, considerado
por las Naciones Unidas crimen lesa humanidad, el Gobierno que tomó
posesión presidido por Nelson Mandela, quien había sufrido 27 años de
encarcelamiento, nació con varias ataduras.
Para llegar a la
obtención de la independencia se impusieron tres puntos fundamentales:
la ley de reconciliación, el mantenimiento del sistema económico y la
anulación del programa nuclear de Sudáfrica.
El punto 2 ha
impedido al país avanzar aun más en los programas sociales que
favorezcan a las grandes mayorías pese al apoyo que el Gobierno ha
tenido en el Parlamento, del Partido Congreso Nacional Africano (ANC) y
del pueblo.
Recordemos que antes de 1994, el 93 % de las
tierras, las industrias, minas, museos, teatros, comercios, eran
propiedades y aún lo son de la minoría blanca que colonizó el país,
mientras que las diferentes etnias originarias estaban relegadas a los
llamados bantustanes, sitios solo para los negros que eran tratados como
esclavos.
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