Guerra de posiciones. Ese concepto gramsciano es el que mejor
ilustra la situación continental después del cambio de época inaugurado
por el comandante Hugo Chávez en 1998, que llevó a que una izquierda
aglutinada en el Foro de Sao Paulo, que hasta ese año sólo gobernaba
(eso sí, desde 1959) la Cuba socialista, pasara a gestionar hasta 11
gobiernos latinoamericanos (Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay,
Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Paraguay y un Perú
que comenzó con signo progresista y terminó con un claro carácter
conservador). Sin embargo, tras una ofensiva de carácter conservador,
fue perdiendo por la vía electoral (Argentina) o de los golpes de Estado
(Honduras) y parlamentario-judiciales (Paraguay o Brasil) las
posiciones conquistadas. Otras veces la contrarrevolución llegó desde
dentro, como es el caso de Ecuador, donde la derecha ni siquiera tuvo
que ganar electoralmente al correísmo para hacerse con el poder.
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