Frente a la imagen de modernidad que ha vendido en el Mundial de fútbol
la presidenta croata, Kolinda Grabar-Kitarovic, su población se enfrenta
a importantes retrocesos en derechos civiles, sexuales y reproductivos:
una campaña para prohibir el aborto, cuestionarios sobre la vida sexual
para el acceso a la píldora del día después, la criminalización de
organizaciones, así como el auge del neofascismo, la islamosfobia y la
LGTBIQfobia.
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