Cuando Estados Unidos sufrió los atentados del 11 de septiembre de 2001,
su gobierno utilizó la ocasión para bautizar como “guerra contra el
terrorismo” su nueva campaña imperial. Se invadieron países, se
destruyeron estados y sociedades enteras con centenares de miles de
muertos, se legalizó la tortura y se crearon centenares de cárceles
secretas en decenas de países al margen de todo derecho. Miles de
sospechosos pasaron por una de ellas, Guantánamo, que continúa abierta.
Aunque el nivel de los crímenes del gobierno chino en lugares como Tibet
o Xinjiang no llegan, ni de lejos, a esas enormidades, hay cierta pauta
común.
Sem comentários:
Enviar um comentário