Hay un proceso de distracción en curso, tal vez sólo un resultado
natural de las propensiones de la figura en el centro del escenario y
los que hacen el trabajo en la penumbra. En un nivel, las payasadas de
Trump aseguran que la atención se centre en él, cómo adquiera esta
atención importa poco. ¿Quién recuerda siquiera la acusación de que millones de inmigrantes ilegales votaron por Clinton,
privando al patético hombrecillo de su ‘Gran Victoria’? ¿O la acusación
de que Obama había pinchado las líneas telefónicas de la Trump Tower?
Las demandas en sí no importan realmente. Es suficientemente efectivo
que la atención se desvíe de lo que está sucediendo entre bastidores.
Allí, fuera del centro de atención, la franja más salvaje del Partido
Republicano está avanzando cuidadosamente con políticas diseñadas para
enriquecer a su verdadero electorado: la circunscripción del poder
privado y la riqueza, "los amos de la humanidad", tomando prestada la
frase de Adam Smith.
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