La historia del acercamiento y confluencia de la Economía Solidaria y la
Economía Feminista es más bien de estas segundas. Hace ya casi tres
años podíamos, por ejemplo, leer publicaciones como la de la revista
Papeles, donde, de la mano de la activista y docente brasileña Mariam
Nobre, tratábamos de encontrar entre Economía solidaria y economía
feminista: elementos para una agenda. Se comenzaba así a hacer patente
cómo “en una combinación de análisis y práctica, la economía solidaria,
en diálogo con la economía feminista (...) construyen como una economía
política de resistencia”. Y, “al ser ejercidas en una sociedad
capitalista y patriarcal, organizan una agenda que implica la
caracterización del sujeto político y la elaboración de demandas hacia
el Estado en cuanto a acceso a medios de producción, gestión y
comercialización”.
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