A primera vista la decisión tomada la semana pasada por el gobierno de
Trump, seguida inmediatamente por Israel, de abandonar la agencia
cultural de Naciones Unidas parece extraña. ¿Por qué penalizar a un
organismo que fomenta el agua potable, la alfabetización, la
preservación del patrimonio y los derechos de las mujeres?
La afirmación de Washington de que la UNESCO tiene prejuicios contra
Israel oscurece los verdaderos ‘crímenes’ que la agencia ha cometido a
los ojos de Estados Unidos.
El primero es que en 2011 la UNESCO
se convirtió en el primer organismo de la ONU en aceptar a Palestina
como miembro. Eso colocó al pueblo palestino en camino para mejorar su
estatus en la Asamblea General un año después.
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