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sábado, 18 de julho de 2015

El euro, razón delirante

Las diversas revelaciones sobre las condiciones en que fue arrancado el acuerdo, y es mejor hablar de diktat entre Grecia y sus acreedores ilustran bien lo que uno podría pensar en caliente. Este acuerdo es un verdadero desastre para todos sus signatarios, y para Grecia en primer lugar. La larga entrevista concedida la noche del miércoles 14 de julio por Alexis Tsipras en la televisión estatal ERT lo confirma [1]. Confiesa que este acuerdo es un "mal acuerdo". El análisis que hizo en su blog el ex ministro de Finanzas, Yannis Varoufakis va en el mismo sentido [2]. Además, el Fondo Monetario Internacional publicó una nota de análisis, que había sido comunicado a todas las partes implicadas en desde el 6 de julio y que demuestra de manera irrefutable que este acuerdo no es viable [3]. Desde entonces se revela otra cara del drama que tuvo lugar en la noche del 12 al 13: todo esto no sirve para nada.
Otro acuerdo tendrá que ser encontrado rápidamente, y la posibilidad de expulsión de Grecia de la zona euro vuelve con fuerza [4]. El ministro de Finanzas alemán Schäuble lo ha reconocido, así como el ex gobernador del Banco Central de Bélgica. [5] Esto convierte las proclamaciones de éxito que nuestro Presidente ha realizado en Bruselas en la mañana del 13 particularmente irrisorias. La votación que tuvo lugar en el Parlamento francés lo es igualmente. Se pide a los diputados pronunciarse sobre un acuerdo que se sabe inaplicable. Los diputados del PCF, en principio inclinados a votar que sí, ¿no es así Pierre Laurent? por razones alimentarias, se han reunido y deberían votar "no". El drama aquí se casa con el absurdo. 


Sin embargo hay que leer con detalle las declaraciones de Francois Hollande que hizo el 13 de julio por la mañana; pero para ello hay que tener el corazón bien sano. Remarcamos, en primer lugar, que el no habla de Grecia, sólo de la zona euro. Esto demuestra cuales son sus prioridades: "El objetivo era asegurar que la zona del euro pueda ser preservada en su integridad, en su unidad, en su solidaridad" [6]. Se constata que las primeras palabras reservadas a la sustancia del texto no hacen mención de los sufrimientos, esfuerzos y esperanzas del pueblo griego. No, lo que importa ante todo es la integridad de la zona euro. Todo lo que se dice en estas líneas, y en particular la preferencia por una construcción burocrática, y que muchos economistas consideran insostenible, por encima de la voluntad y la vida de los pueblos. Esto es corroborado por el tercer párrafo del texto: "Lo que yo quería era más que el interés de Grecia, era el interés de Europa. Y era también el interés de Francia. Porque el interés de Francia no se disocia del interés de Europa " [7]. El orden de prioridades está bien establecida: es Europa, luego Francia y finalmente Grecia. Pero, esto se basa en una mentira, o más precisamente una doble mentira: el que asimila la eurozona a la Unión Europea, y el que asimila a continuación la Unión Europea a Europa. Ambas son extremadamente escandalosas. La Zona Euro de ninguna manera es la Unión Europea. Países pertenecientes a la Unión Europea no hacen parte de la zona euro. Este es el caso de Gran Bretaña, Suecia, Polonia o Hungría. Por otra parte, la Unión Europea no engloba Europa. Suiza, Noruega, Serbia o los Balcanes, Bielorrusia, Rusia y Ucrania, estos países forman parte de Europa, como realidad geográfica pero también cultural, sin ser parte de la UE. ¿Nos quieren hacer creer que Munch, autor del "Grito", o que artistas como Dostoievski, Pushkin y Tolstoi no son europeos? ¿Se olvida que la Unión Europea es una alianza política y económica de ciertos países de Europa? Querer hacer pasar la Unión Europa el conjunto de Europa es una mentira. El hecho de que esto sea pronunciado por la más alta autoridad del Estado no retira nada al asunto. Al contrario, lo empeora. Establece un dogma, pero sin que sea una verdad, lo cual se revela como una mentira.

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