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terça-feira, 21 de julho de 2015

La utilización adecuada del terrorismo o "doctrina Fabius"

Elevada a la categoría de crisis planetaria desde la ascensión fulgurante del pretendido «Estado Islámico», la crisis siria ha funcionado como un revelador químico que disipa poco a poco los aspectos falsos de los protagonistas de esta gran conflagración y proyecta una luz inédita sobre sus estrategias más retorcidas. La última superchería, hasta ahora, de la habitual política occidental: la presunta transformación de la rama siria de Al Qaida en una respetable organización combatiente. «El Frente al Nusra –leemos en la prensa francesa y en la internacional- se estaría “normalizando” y oscilaría ahora “entre el terrorismo y el pragmatismo”». ¿Y qué pasa con su declarada afiliación a Al Qaida, su ideología odiosa y sectaria y su práctica repetida de atentados ciegos que matan a civiles y militares? Esos serían recuerdos lejanos. Esta mutación genética proporcionaría a la organización yihadista en competencia con el Estado Islámico un auténtico título de respetabilidad.
La diplomacia occidental hace milagros: fabrica terroristas moderados, extremistas demócratas y cortadores de cabezas humanitarios. ¿Nos descubrirá mañana comedores de hígados filántropos? Como por casualidad, esta operación concertada de «blanqueamiento» del Frente al Nusra, la rama siria de Al Qaida, se desarrolla en el mismo momento en que esta organización afirma su hegemonía política y militar en el norte de Siria. Predestinada a desempeñar un papel protagonista tras el esperado hundimiento del Estado sirio, su éxito le concede los favores particulares de las potencias occidentales y regionales que juraron la caída del régimen baasista. Poco importan el coste humano y el precio político de ese consentimiento anticipado a la instauración en Siria de un poder ultraviolento, sectario y mafioso, la caída de Bachar Al-Assad es una apuesta, dicen, que vale la pena.
A despecho de las declaraciones hipócritas que no engañan a nadie, el terrorismo yihadista maquillado en función de las necesidades de la causa presta sus servicios a la amplia coalición anti-Assad. Por supuesto esta connivencia de los estados occidentales y las monarquías petroleras con los retoños adulterados de Al Qaida tiene, en primer lugar, un significado político inédito. Marca, en efecto, la reinscripción simultánea de las dos reencarnaciones contemporáneas del yihadismo internacional en la agenda estratégica occidental. Hablando claro, la destrucción del régimen baasista, objetivo número uno del eje Riad-París-Washington, no solo es un fin que justifica todos los medios, sino que además la perspectiva de un estado yihadista que incluya Damasco también forma parte de ese plan estratégico. Ciertamente esta alianza reconducida con el terrorismo presenta además una ventaja inesperada que debe su importancia a la coyuntura militar. Posibilita la creación de una tenaza sobre el ejército leal sirio entre los combatientes del Estado islámico en el este y los del Frente al Nusra en el norte.
Junto con la presión de las fuerzas rebeldes apoyadas por Israel al sur del país, esta maniobra de asedio señala la relativa fragilidad de las posiciones del régimen. Al norte, el apoyo logístico que brinda Turquía a la coalición yihadista del Frente al Nusra impide a las tropas leales recuperar el control de una amplia zona frontal en la que los milicianos kurdos, por su parte, intentan reconquistar las principales ciudades frente al Estado Islámico. Generosamente financiada por Riad y Doha se está llevando a cabo la unificación de las fuerzas rebeldes bajo la égida del Frente al Nusra formando un «ejército de la conquista» que reagrupa a las diversas brigadas combatientes, incluidas las que fueron oficialmente armadas y entrenadas por los servicios secretos occidentales. Con apariencia novedosa, esta subcontratación de la guerra contra Damasco en beneficio de los mercenarios de la yihad global es en realidad la aplicación estricta de lo que se podría denominar la «doctrina Fabius». En un ataque de sinceridad, en diciembre de 2012, el ministro francés de Asuntos Exteriores declaró que el Frente al Nusra haría «buen trabajo» en Siria.

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