Antes de que dimitiera en junio, Thomas Shannon era el número tres en el
 Departamento de Estado de EEUU, y muy influyente en materia de 
relaciones internacionales con América Latina y el Caribe. A lo largo de
 sus casi 35 años de carrera profesional, se ganó la reputación de ser 
un diplomático sumamente eficaz y un habilidoso negociador. Durante el 
Gobierno de Bush, Shannon trabajó como subsecretario adjunto de Asuntos 
del Hemisferio Occidental (el más alto funcionario del Departamento de 
Estado para América Latina y el Caribe). Fue nombrado embajador en 
Brasil por el presidente Obama antes de su nombramiento como 
subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, en 2016. Desempeñó sus 
cargos bajo gobiernos republicanos y demócratas, y estuvo involucrado en
 situaciones muy polémicas, entre las que se incluye el papel que jugó 
EEUU en el golpe militar en Honduras en 2009, y en los “golpes 
parlamentarios” que destituyeron a los presidentes en el Gobierno de 
Brasil y Paraguay. Shannon estuvo implicado en las tumultuosas 
relaciones con Venezuela, que fueron deteriorándose progresivamente tras
 el apoyo de EEUU al breve golpe de Estado contra el presidente Hugo 
Chávez en 2002. (Shannon fue director de Asuntos Andinos de 2001-2002).
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