Donald Trump ha lanzado esta semana aranceles por valor de 200.000
millones de dólares contra productos chinos que se suman a anteriores
medidas. No tiene que ver con aluminio, ni coches, ni acero, como ocurre
con Europa, sino que hay que leerlo como una exigencia de que China
renuncie a su ascenso al estatus de gran potencia. Y esa exigencia está
respaldada militarmente. Es decir, la guerra comercial que Washington ha
declarado tiene grandes posibilidades de ser un prolegómeno de una
guerra propiamente dicha, una guerra militar. Veamos por qué.
Sem comentários:
Enviar um comentário