Sé que no me creeréis. No en este momento, no cuando cada cosa que hace Donald Trump –cualquier tweet, cualquier insulto y cualquier berrinche–
es la noticia del día, prácticamente cada día. Pero él no quiere ser
recordado por ninguna de esas cosas que hoy están en nuestros titulares.
Ningún ser humano, es verdad, ha recibido tanta cobertura mediática
como él, por más abrumador que pueda ser eso. Las noticias sobre él y
sus colegas llenan cada día las portadas de una forma en la que en otros
tiempos solo algo como el asesinato de un presidente lo conseguía, y
tiene a los presentadores de la televisión por cable parloteando de él
como cotorras; algo que jamás había sucedido. Y ni siquiera he dicho
nada sobre las redes sociales y Donald.
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