En estos tiempos de constante desarrollo tecnológico en un mundo
completamente globalizado se convierte en un gran escollo tratar de
imponer sanciones económicas como formas de presión a diferentes países,
pues a la larga las medidas pueden ser un bumerán para quienes las
impongan.
Esta realidad podría golpear a la administración
estadounidense de Donald Trump, quien desde que llegó a la Casa Blanca
ha impulsado una agresiva política de sanciones económicas contra
aquellos países que se opongan a sus dictámenes unipolares o a los que
cataloga como enemigos de su régimen.
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