México oscila hoy entre el siglo XIX y el XXI, sin haber salido en su
vida social del siglo XX. Por ejemplo, la lucha contra el racismo, la
xenofobia, el regionalismo estrecho y ciego y contra una poderosa
oligarquía que se cree aristocracia de origen divino es propia de hace
dos siglos; el combate democrático por la unificación de los
trabajadores y por su organización frente a sus explotadores y opresores
comenzado durante la Revolución de 1910 busca, en cambio, completar la
tarea que ésta dejó inconclusa y la del cardenismo en los 30. Por
último, la defensa contra el capitalismo dirigido por el capital
financiero internacional y la lucha por las reformas democráticas más
radicales es anticapitalista aunque no sea vista como tal por sus
protagonistas.
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