Al expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado en la
ciudad de Curitiba, en el sur del país, solo le permiten la visita de
dos personas por semana. Una hora. Los jueves en la tarde, de cuatro a
cinco. Hay que esperar turno. Y la lista de quienes desean verle es
larga... Pero hoy 12 de septiembre, nos toca a Adolfo Pérez Esquivel,
premio Nobel de la Paz, y a mí. Lula está en prisión, cumpliendo una
pena de 12 años y 1 mes «por corrupción pasiva y lavado de dinero», pero
no ha sido condenado definitivamente (aún puede apelar) y sobre todo,
sus acusadores no han podido demostrar su culpabilidad.
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