A veces en verano es difícil conciliar el sueño. Y es que, aunque sea en
esta época del año, cuando tendemos a apretar el botón de pausa, el
mundo no se para y sigue girando a pesar de nuestros intereses. La vida,
al margen del chirrido de nuestro “me, mi, conmigo” continua sin dar
cuartel a nuestro pretendido silencioso olvido. “No dar cuartel”, la
lucha sin tregua, sin benevolencia con el adversario hasta el final.
Esta ha sido la política llevada por Europa ante la enésima crisis
vivida en el Mediterráneo: una lucha a muerte contra las leyes
internacionales de rescate en el mar. Un combate entre Matteo Salvini y
los pasajeros del Open Arms en el marco de la guerra declarada a las
oenegés. En cualquier caso, el efecto mediático logrado ha sido
reencontrarnos con la realidad a pesar de las ganas que podíamos tener
en Europa de escapar de ella.
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