La
cuarentena obligatoria en El Salvador ha sido tomada como ejemplar en
determinados contextos fuera del país centroamericano, dada su aparente
eficacia, al lograr que casi toda la población se mantenga confinada en
sus casas para frenar la expansión de la Covid-19. Lo que no logra verse
siempre es que la eficacia de la cuarentena obligatoria no está
acompañada por la eficacia en las medidas de detección y seguimiento de
casos sospechosos de tener el virus. Un ejecutivo de una empresa
farmacéutica, de 56 años de edad, falleció en un «centro de contención»,
término que designa a los lugares destinados a concentrar a los
pacientes sospechosos de haber contraído el virus. El paciente,
proveniente de Panamá e internado en uno de esos centros, tenía
problemas renales y murió al no recibir las atenciones debidas. Este es
solo un ejemplo.
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