Tan pronto como la pandemia de la COVID-19 comenzó a extender sus
tentáculos por toda China y posteriormente por el resto del mundo, la
Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con otros grupos
internacionales, hizo sonar las alarmas porque los refugiados y los
migrantes son particularmente vulnerables a la letal enfermedad.
“Hacemos hincapié en la necesidad de
adoptar medidas nacionales inclusivas de salud pública para garantizar que los
migrantes y refugiados tengan el mismo acceso a los servicios que la población
residente, y que esto se lleve a cabo de forma culturalmente sensible”, imploró el Dr. Santino
Severoni, Asesor Especial de Salud y Migraciones de la OMS/Europa a los
gobiernos de todo el continente.
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