Hace unos años, durante una jornada de debate sobre la cuestión 
antinuclear, los organizadores invitaron a varios ponentes que debían 
arrojar luz sobre esta histórica lucha ecologista, que no termina de 
cerrarse satisfactoriamente y parece secundaria en el debate público. 
Los invitados no procedían de la militancia antinuclear directamente, 
aunque sí eran afines a la causa. La idea era precisamente ampliar un 
poco el foco, buscar la complicidad de ciertos actores sociales y 
escuchar propuestas alejadas de las inercias que se crean en todo grupo 
de trabajo. Pues bien, durante el acto de clausura todos los ponentes 
insistieron en la idea de aprovechar las nuevas tecnologías (ya 
saben: internet, redes sociales, etc.) como aspecto clave para potenciar
 el activismo. Tan solo uno de los oyentes manifestó su escepticismo 
ante tal consenso ciberactivista. La réplica de uno de los integrantes 
de la mesa de debate consistió en destacar a modo de ejemplo el éxito 
que un hashtag crítico con una gran compañía eléctrica había 
tenido durante un par de días (acaso fueron solo unas horas). ¡Pobre 
resultado para tanta insistencia!
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