En el juicio de Antonio Gramsci celebrado en 1928 el fiscal declaró:
“Debemos impedir que este cerebro trabaje durante 20 años”. Gramsci,
exlíder del Partido Comunista Italiano y lúcido teórico marxista y
periodista, fue condenado a dos décadas de cárcel por el gobierno
fascista de Benito Mussolini.
Sin embargo, la reclusión provocó el
florecimiento del pensamiento de Gramsci en vez de su declive. Emprendió
una colosal búsqueda intelectual cuyo objetivo era ofrecer un legado
imperecedero. Sus Cuadernos de la cárcel* comprendían 33
volúmenes y 3.000 páginas de historia, filosofía, economía y estrategia
revolucionaria. Aunque se le permitió escribir, Gramsci no tenía acceso a
las obras marxistas y se vio obligado a utilizar un código para eludir a
los censores de la cárcel. En 1937, después de que durante mucho tiempo
se le negara una atención médica adecuada (se había quedado sin dientes
y no podía digerir alimentos sólidos), Gramsci murió a la edad de 46
años.
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