El desarrollo, “un término de azarosa biografía (…). Desde la Segunda
Guerra Mundial ha cambiado muchas veces de identidad y de apellido,
tironeado entre un consistente reduccionismo economicista y los
insistentes reclamos de todas las otras dimensiones de la existencia
social. Es decir, entre muy diferentes intereses de poder. Y ha sido
acogido con muy desigual fortuna de un tiempo a otro de nuestra
cambiante historia. Al comienzo sin duda fue una de las más
movilizadoras propuestas de este medio siglo que corre hacia su fin. Sus
promesas arrastraron a todos los sectores de la sociedad y de algún
modo encendieron uno de los más densos y ricos debates de toda nuestra
historia, pero fueron eclipsándose en un horizonte cada vez más esquivo y
sus abanderados y seguidores fueron enjaulados por el desencanto”.
Aníbal Quijano (1928-2018).
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