La madrugada del 5 de septiembre de 1970 Salvador Allende salió al
balcón del viejo caserón que la Federación de Estudiantes de la
Universidad de Chile tenía frente a la Biblioteca Nacional, en la
Alameda. No había un lugar más simbólico para dirigir sus primeras
palabras al país como futuro Presidente, porque su bautismo de fuego
se produjo precisamente en la Universidad de Chile en la segunda mitad
de los años 20, cuando llegó a Santiago para estudiar Medicina, tras
cumplir el servicio militar de manera voluntaria.
Descendiente
por vía paterna de una familia que tuvo un papel destacado en la lucha
por la independencia nacional y después en la pugna por la
democratización del país desde las filas del Partido Radical y la
masonería (con el ejemplo luminoso de su abuelo Ramón Allende Padín),
hijo de un abogado que terminó sus días como notario de Valparaíso,
Salvador Allende Gossens (Santiago de Chile, 26 de junio de 1908) asumió
desde muy joven un compromiso social y político inusual en un muchacho
de su clase social.
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