Tres oleadas de detenciones son un reflejo de la creciente paranoia del
príncipe heredero Mohammad bin Salman (MBS). Parece incapaz de
distinguir entre amigos y enemigos. A pesar de haber alcanzado un umbral
de consenso respecto a su ascenso al trono, MBS se está comportando
como si su posición no estuviera asegurada.
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