Lucrarse con las enfermedades que padecen las personas en el mundo 
se ha convertido en un pingüe negocio para las compañías farmacéuticas 
transnacionales que se enriquecen a costa de las penurias humanas. 
 La globalización capitalista ha llegado al término donde no existe 
escrúpulos para hacerse más ricos, aunque para eso esté en juego la 
curación o la vida del ciudadano. 
 Las declaraciones emitidas 
por el poderoso grupo de bancas e inversiones de valores Goldman Sachs 
resultan muy claras para comprender a fondo el pensamiento y 
comportamiento de los ricos ejecutivos: “curar enfermedades no es 
rentable para las farmacéuticas”. 
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