El decenio que va de 1919-1929 es uno de los menos estudiados en Puerto
Rico. Ciertamente, no ha recibido la atención dada a la década
siguiente, marcada por el colapso del mercado de valores y la Gran
Depresión de 1929-1934. La realidad, sin embargo, es que entre la
primera mitad de la década de los veinte y la llegada del Nuevo Trato en
1933, la economía de Puerto Rico mostró una gran continuidad, en lo que
toca al proceso de acumulación de capital por las grandes empresas
extranjeras. Es más, podríamos decir que el intervalo que va de 1926 a
1934 fue la «época dorada» de las compañías azucareras estadounidenses
en la isla. De entrada, esto parece un contrasentido, pues se trata de
un periodo de crisis y estancamiento relativo de la agricultura del
imperio. Sin embargo, el análisis indica, precisamente, que el sistema
colonial resultó más útil al gran capital extranjero durante los años de
crisis y estancamiento de la producción agrícola en Estados Unidos.
Pocos aspectos del aparato estatal local jugaron un papel más
importante, en este proceso, que la creación de un sistema público
(combinado) de irrigación y electrificación, al servicio de los
monopolios azucareros estadounidenses.
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