Una de las principales características de la Guerra Fría, es su
tendencia a afectar más a terceros que a las mismas potencias implicadas
inicialmente en ella. Un ejemplo viviente de esto es Ana Belén Montes.
Una mujer que nació en la Alemania Occidental de 1957, un 28 de febrero,
en una base militar, donde su padre, el puertorriqueño Alberto Montes,
servía como médico psiquiatra para el ejército norteamericano.
El 21 de septiembre de 2001 (10 días después del ataque a las Torres
Gemelas), Ana Belén sería arrestada por el Buró Federal de Investigación
(FBI) y acusada de conspiración para cometer espionaje para el gobierno
de Cuba. Actividad que realizaba mientras trabajaba como analista
superior de inteligencia en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA)
de los Estados Unidos.
Ana Belén Montes fue condenada, el 16 de
octubre de 2002, a 25 años de cárcel, en la prisión de máxima seguridad
de Carswell en Fort Worth, Texas, Estados Unidos. Tras declararse
culpable de espionaje ante un tribunal de Washington D.C.
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