La extrema derecha no ha logrado un resultado espectacular en las
elecciones de este 15 de marzo. Pero en cambio, la coalición
gubernamental saliente ha sufrido un castigo fuerte; sobre todo los
Socialdemócratas que pierden las tres cuartas partes de sus escaños.
Puede
que la lección de estas elecciones no sea la que se anunciaba.
Finalmente, la extrema-derecha holandesa ha obtenido un resultado
decepcionante en la elección de los 150 escaños de la segunda Cámara de
los Estados Generales, el parlamento del Reino. Según las encuestas a
pie de urna, el Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, aliado
incondicional del Front National francés, islamófobo y eurófobo, no
lograría más de 20 escaños y un 13,1 % de votos; es decir, 5 escaños y 3
puntos más que en 2012. Un auge modesto que no le permite igualar su
resultado de 2010 (15,7 % de votos) y menos aún luchar por el primer
puesto, ocupado por los liberales del VVD del primer ministro saliente
Mark Rutte, al que se le otorga el 21,3 % y 33 escaños.
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