Uno de los curiosos fenómenos de la situación catalana consiste en
entender por qué todos los debates de los últimos meses se han
desarrollado en torno a aquello que antiguamente se denominaba "la cuestión nacional" y ahora se llama según los casos independentismo, secesión o derecho a decidir. No es baladí que los argumentos se refieran como autoridad de la izquierda a la personalidad de Antonio Gramsci,
un sardo para quien la cuestión nacional sólo interesaba a partir de
las consecuencias de la unificación de Italia. Sin embargo está ausente
la reflexión permanente de Rosa Luxemburg, una polaca judía con residencia alemana.
Sem comentários:
Enviar um comentário