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quarta-feira, 21 de fevereiro de 2018

¿Tiempo de reactivación popular?

En el juego que envuelve a un Estado entre la “fuerza y el consenso”, Egipto va hacia un recreo electoral donde se prevé el triunfo del actual presidente Abdel Fatah al-Sisi, quien el viernes 20 de enero inscribió su candidatura de manera oficial. Con ello, pretenderá legitimarse ante la población que gobierna y el resto de países soberanos.
Serán elecciones de carácter general para elegir al titular del ejecutivo y se tienen previstas para los días 26, 27 y 28 de marzo de 2018 y, en caso de haberla, una segunda vuelta el 24, el 25 y el 26 de abril si es necesario un tercer día. Una vez efectuada la votación, la Autoridad Nacional Electoral dará a conocer los resultados el 1 de mayo.
Egipto llega a estos comicios bajo la sombra de un autoritarismo regenerado: más violento, más sangriento y más limitante, donde ha sido capaza de frenar cualquier oposición al régimen militar. La oposición organizada está prácticamente menguada. Los miembros de los Hermanos Musulmanes, organización que este año cumple 90 años de existencia, han sido los primeros en ser víctimas de este acoso gubernamental hechos prisionero u obligados a salir del país. Cabe recordar que el presidente llegó a serlo sólo mediante un Golpe de Estado en 2013 contra el primer presidente elegido mediante la vía electoral, tras las revueltas populares de 2011, Mohammed Mursi. A pesar de esto y su amplia base social, están catalogados como una “organización terrorista”, fueron sometidos a la ilegalidad –nuevamente- y la dureza va en incremento.

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