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segunda-feira, 26 de fevereiro de 2018

Por qué siguen los falsos positivos

Se cumplen 10 años del caso que destapó unos de los peores crímenes del Estado contra el pueblo colombiano, los llamados desde entonces como Falsos Positivos. En febrero de 2008 varios jóvenes del municipio de Soacha desaparecieron desconociéndose su paradero. Fue hasta octubre de ese mismo año, cuando aparecieron como “guerrilleros muertos en combate”.
Rubiela Giraldo, madre de Diego Armando Marín, narra cómo desapareció su hijo la semana del 6 de febrero de 2008:
“Diego tendría hoy 31 añitos, a él se lo llevaron de 21 años (…) a Diego lo llamaron a las 7:00 a.m. que había un trabajo, se arregló y se fue, y el hermano lo vio salir, ya iba con el reclutador. Él salió con Daniel Martínez, que fue el otro chico que mataron con él”. [1]
Igualmente, María Sanabria, madre de Jaime Estiven Valencia Sanabria, dijo que hace 10 años a las 11 del día se llevaron a su niño de 16 años, al cual la Brigada XV del Ejército Nacional engañó, secuestró, asesinó y luego hizo pasar como “guerrillero muerto en combate”, en la época de la tristemente célebre política de la Seguridad Democrática, del gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010).

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