Israel quiere deportar a 40.000 africanos a terceros países. A muchos
de los que se habían marchado antes se les negó apoyo y corrieron
peligro de morir al huir a Europa
El grupo de 30 personas
solicitantes de asilo se apiña en la parte trasera de varios Toyota
mientras atraviesan a toda velocidad el Sáhara. Los pasajeros han pagado
miles de dólares a los contrabandistas para salir de Sudán y llegar a
Europa, pero el viaje ha sido peligroso y para alguno de ellos mortal.
Sin agua para soportar el calor abrasador y sofocante muchos de ellos
mueren mientras sus amigos lo contemplan horrorizados. Pero según
Kiflom, un eritreo que iba en el grupo, a ninguno de los conductores le
importa. “¿Por qué nos iba a importar? Si Dios lo quiere tú también
morirás”, le dijo uno de los conductores a Kiflom.
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